
En estos productos recientes comentamos diversos tipos de estrellas o “partes” de lo que nos encontramos aprendiendo sobre este cosmos. Desde los planetas enanos hicimos “zoom” hasta llegar al cúmulo de galaxias, donde está nuestra galaxia y donde nos encontramos nosotros.
Ahora analizaremos el Supercúmulo de Virgo, una secuencia de “conjuntos locales de galaxias”, el sitio que ocupamos en esta vida
El Supercúmulo de Virgo
Es un enorme cúmulo de galaxias cerca nuestro, a una distancia de 15 a 22 Mpc (~48,9 a 71,8 millones LY). Fue descubierta en 1781 por Converses Messier, quien cartografió muchas de sus enormes galaxias, incluyendo la galaxia enorme M8.
Este conjunto está en el centro de los supercúmulos de Virgo, que tienen dentro el Conjunto Local en el que radica nuestra galaxia. Está en la constelación de Virgo y tiene un diámetro angular de unos 8 grados. Tiene cerca de 1300 a 2000 galaxias, muchas de las que son perceptibles con un telescopio pequeño.
¿Qué tamaño tiene el supercúmulo de Virgo?
Supercúmulo/Virgo diámetro 110 millones de años luz
¿Qué galaxias forman parte a nuestro cúmulo?
Al regentar nuestra carta a un mundo distante o una estrella en una galaxia en el borde del espacio aparente, precisaríamos detallar las distintas macroestructuras en las que nos hemos sumergido.
Por José M. Espinosa
Nuestro conjunto local de galaxias radica en el supercúmulo de Virgo, y este, adjuntado con otros supercúmulos, forma Laniakea.
El fondo cósmico de microondas
Detengámonos en este punto y observemos de qué forma entendemos que la Vía Láctea se mueve, o explicado de otra forma, de qué forma los astrónomos han preciso la dirección y la agilidad con la que nuestra galaxia se mueve conforme nosotros viven en esta enorme composición y no son siendo conscientes de este movimiento. La contestación está en el Cosmic Microwave Fund, o CMB por sus iniciales en inglés.
Tenemos la posibilidad de decir que la CMB es una enclenque señal electromagnética que llena todo el cosmos y nos llega de todas y cada una partes. Esta pertence a las pruebas mucho más sólidas de la teoría del Big Bang. Esta radiación es muy homogénea pero tiene dentro pequeñas diferencias de temperatura del orden de una millonésima de nivel, lo que señala que nuestro Cosmos no era con perfección traje en el instante en que se emitió la señal de la que charlamos.